Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas. Así define el orgullo nuestro diccionario de la Real Academia Española.
El día del orgullo gay, no debería tener mayor connotación que el día de cualquier otro orgullo. Las personas que se distinguen de la mayoría, por sus ventajas o virtudes naturales, quizás estén más predispuestas a manifestarlo a los cuatro vientos. Pero claro, todavía más, cuando los sistemas políticos las han reprimido bajo el criterio de las filosofías aplicadas. También por la banalidad de lo cotidiano. La religión ha hecho el resto.
La represión sobre cualquier estado de libertad, multiplica sus efectos cuando se consigue su liberación. Socialmente, las connotaciones homosexuales se acompañan de un aparato, que se hace más visible con la plasticidad del cuerpo, hasta el punto de lo obsesivo, bajo mi criterio.
El orgullo de ser un superdotado en otras doctrinas, como las artes, la ciencia u otros ámbitos virtuosos, no necesitan enseñar esas partes idolatradas del cuerpo, que sexualmente invitan a su práctica; aunque los tiempos ya no estén cargados de la tan cacareada inhibición y represión sexual.
Nada en contra del orgullo gay. Lo único, mucho ruido; aunque el señor Gallardón (alcalde de Madrid) les hiciera bajar la música en Chueca.
Publicado en el periódico La Verdad de Albacete 05-07-2011
http://www.laverdad.es/albacete/prensa/20110705/opinion/demas-orgullosos-20110705.html
Publicado en el periódico La Tribuna de Albacete 05-07-2011
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