Estar en la cúpula del poder implica el descubrimiento de un nuevo laberinto de acciones comprometidas. Según sea el nivel de dificultad que se elija, así surgirán tantas puertas, como caminos por dónde seguir.
La toma de decisiones para llegar a buen término, requiere de una buena logística en su desarrollo. No faltará para ello, los consejos aventajados de las personas que dominan la estrategia para alcanzar el objetivo; aminorando al máximo los riesgos.
Como si apareciera del fondo de una chistera, sale de nuevo a la palestra otro caso de corrupción en las altas esferas políticas. Ya no es ese conejito de pelo blanco y sedoso el que surge encima del sombrero, son personas (de peso específico) del partido que rige los destinos de Cataluña. A los señores Jordi Pujol y Artur Mas, junto con algunos miembros de sus familias (según un informe policial) se les relaciona con el hecho de hacer mala praxis en los destinos de ciertas partidas económicas de origen público.
Lo raro, y según los tiempos que corren, sería que no aparecieran, porque esto, nos indicaría mayor organización delictiva. Por lo tanto, dentro de lo malo, algo funciona bien.
Como sucede a lo largo de nuestras vidas, lo difícil es mantener buenos niveles de amor, honradez y empatía. Si se llegan a conseguir, el número de puertas no se multiplicarán, y además serán más cómodas y amplias de pasar; haciendo el laberinto menos complicado.