Vivir de los recuerdos es una opción natural, que nos permite adentrarnos a lo largo de la película de nuestra vida. Aunque la llama se vaya consumiendo día a día, todavía nos queda el recurso de poder imaginarla en su momento más deslumbrante. Qué reconfortantes llegan a ser esos bellos instantes por los que mereció la pena luchar; para salir adelante del reto al que nos enfrentamos todos en la vida. En esa retrospección, hasta podemos hacer pasar las imágenes a cámara lenta. Repetirlas cientos de veces. Fijar el instante y recrearnos. Así, conseguiremos alcanzar el nivel de dopamina necesario, para poder disfrutar al menos de lo que ya no somos capaces de conseguir de otra manera.
Todos recordamos esa película imborrable del séptimo arte, que nos hizo soñar delante de la pantalla. Ahora, ejercitando nuestra cámara de cine particular, podemos ser capaces de proyectar toda esa infinidad de recuerdos; que bien guardados, descansan en nuestra memoria selectiva; y que son capaces de permitirnos un atrevido viaje al pasado.
(Ediciones impresas de : Bilbao, Álava, Costa, Durango, Guipúzcoa, La Rioja, Margen Derecha, Margen Izquierda, Miranda de Ebro y Nervión-Ibaizabal)