Recuerdo cuando era niño, aquellas películas de vaqueros, en dónde aparecían esas voluptuosas e interminables partidas de poker en el Saloon de la City. Envueltas por el humo azul de aquellos cigarrillos inconsumibles, y jugadas por aguerridos forajidos que, sentados en torno a una mesa circular, cubierta por un tapete de color verde y el revólver con las cachas nacaradas, ponían en juego sus vidas (casi todas ellas tenían fijado un precio en los wanted al uso) y la de alguna que otra vedette. Para rematar la escena, el whisky era la bebida oficial. Servido en pequeños vasitos y con ese color característico, pasaba por sus irritadas gargantas con toda normalidad.
Ahora, poniendo la imaginación a prueba y con nuestro terminal informático, podemos participar en partidas de poker a través de las plataformas de ocio que se facilitan por Internet. Y jugarnos las habichuelas, con tipos de todas las partes del mundo que, parapetados tras la red, podrán ser: forajidos, directores generales, banqueros, cardenales… O tal vez se trate de uno de sus ídolos más admirados: Messi, Obama, Vargas Llosa, Justin Bieber… También menos admirados: como el antipático de tu jefe, en el despacho contiguo de la oficina.
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Publicaciones:
La Nueva España -Diario de Asturias 26-03-2013
http://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/13018/poker-online.html
La Tribuna de Albacete 28-03-2013
Edición impresa