Quién no ha bailado con su pareja en una noche de embrujo sensual. Sin tan siquiera el más mínimo reproche durante toda la velada. Son estos, momentos de buenos propósitos, necesarios para que, en ese corto (pero no por ello menos intenso) espacio de tiempo, podamos emular a aquella romántica escena de la gran pantalla, que un día quedó grabada en nuestro recuerdo, por la delicadeza con que se cuidó su escena. Acompañando a nuestra andadura de medianoche por una buena cena, y despidiéndola con un burbujeante sorbo de champán, nos dirigimos (como con una oculta fuerza atrayente) al salón de baile. Uniendo nuestros cuerpos, y al son de las notas musicales de una bella canción, decidimos vibrar en la locura de nuestra aventura amorosa. Qué explosivo es el ímpetu de la juventud. Pero qué agradable es recordarlo con el paso del tiempo; abrazados bajo el sentimiento de una romántica canción, hilvanados por unos acompasados pasos de baile, y sellados por la fuerza del amor de muchos años.
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Publicaciones:
La Nueva España – Diario de Asturias 11-04-2013
http://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/13115/momentos.html
El Norte de Castilla 12-04-2013
Edición impresa de Valladolid, Segovia y Palencia.