Una nueva vida asomó al mundo, ¡pero qué vida! Todavía hoy, después de 30 años, el amor y la pasión por mi hija siguen incorruptos; a la vez que van en aumento. Cuando me vienen esos recuerdos puros de la niñez, mi emoción es incontenible.
Te deseo los mejor que se pueda desear. Hoy, por tu cumpleaños, pero da igual. Estos sentimientos tan puros me acompañan siempre, en todo momento.
Muchas felicidades cariño.
Papá
4 de Agosto de 2011