Somos maestros en protocolizar todo aquello que es capaz de conseguir unir los lazos que nos arraigan al cielo o a la tierra.
El día 9 de marzo es el cumpleaños de mi hijo Jesús, y me gustaría felicitarle desde aquí por su veintinueve cumpleaños. Esta artimaña social, ideada para protestar a plazos por lo efímera que resulta la vida humana no es obstáculo para disfrutar por unas horas de nuestro mutuo asentamiento en el planeta. Es el momento de echar el pulso anual a nuestra suerte, y compartir con los seres queridos esta atrevida hazaña.
Te deseo una larga estancia en esta parte de la realidad. Por el equipaje que es necesario para viajar por ella no te preocupes, ya se encarga tu corazón de ubicar las maletas en donde guardas tus nobles sentimientos.
¡Felicidades! y un fuerte abrazo.
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