En el servicio de radioterapia de un hospital de primer orden durante el tratamiento diario donde se les aplican las correspondientes sesiones, se controla el orden de entrada de los pacientes, para agilizar los tiempos de espera. Para ello, existen diversas puertas de entrada (siendo ésta una zona muy específica para su acceso). Pues bien, lo que (según el personal del servicio) nunca había sucedido, sucedió: a uno de los pacientes le sustrajeron el teléfono móvil de un pequeño bolso de bandolera que dejó colgado dentro del box; quedando éste cerrado del acceso exterior, pero no así desde el interior de la sala de tratamiento, al cual puede acceder cualquier paciente, bien por error o adrede. El paciente afectado, una vez acabada su sesión, muy sorprendido, acudió a la sala general de espera relatando lo sucedido. Según las pesquisas de todos los que allí estábamos, y por el orden de entrada, llegamos a la conclusión de que fue un conocido y asiduo paciente el que entró, adrede, al box contiguo, para robarle el terminal al compañero de sesión. En el ambiente de lo sucedido sorprendió el atrevimiento del caco-paciente que, demostró su condición inhumana hacia las personas que pasan por esos momentos delicados, tanto a nivel físico como emocional. El señor afectado avisó al servicio de seguridad del hospital, no muy convencido de recuperar su teléfono. Parece ser que, ese tipo de camaradería generada entre pacientes de tratamientos agresivos, no reblandecen el corazón de individuos indeseables como éste.
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Publicaciones:
La Nueva España (digital 30/05/2023) Oviedo (Asturias) Edición impresa (31/05/23)
https://mas.lne.es/cartasdeloslectores/carta/55579/individuos-indeseables.html
La Región 31/05/2023 Orense
La Tribuna de Albacete 31/05/2023 Edición impresa
Diario Palentino 01/06/2023 Palencia/ Edición impresa
Las Provincias 06/06/2023 Valencia / Edición impresa